- El uso de VPN crece en España, pero persiste el recurso a opciones gratuitas que exponen datos.
- Riesgos habituales: monetización de datos, cifrado débil, fugas de IP/DNS y malware.
- Un caso reciente mostró una extensión "gratuita" que capturaba pantallas de los usuarios.
- Elegir proveedores con auditorías de no registros y protocolos modernos es clave.
La preocupación por la privacidad online no deja de crecer en España, pero muchos usuarios siguen confiando en VPN gratuitas sin conocer del todo qué ceden a cambio. Esa elección, a priori inocua por no costar dinero, puede convertirse en una puerta de entrada a la recolección de datos, fugas de información y otras prácticas poco transparentes.
Según datos recientes recopilados en España y otros mercados europeos, se observa una mayor familiaridad con estas herramientas, aunque persisten hábitos que comprometen la seguridad. El conocimiento sube y el uso también, pero una parte relevante continúa apostando por alternativas sin coste con modelos de negocio opacos.
Qué dicen los datos en España y Europa
En nuestro país, el conocimiento sobre las VPN alcanza al 71% de la población, mientras que el 32% las usa de forma habitual. Entre quienes las instalan, la motivación principal sigue siendo proteger la privacidad y la seguridad de los dispositivos (69%), seguida de guardar a buen recaudo los datos personales (37%) y reforzar cuentas y contraseñas (32%).
La adopción avanza lentamente (del 31% al 32% en el último año), pero se mantiene estable el uso de opciones gratuitas en torno al 13% del conjunto de usuarios, una cifra similar a quienes pagan por el servicio (13%). En países cercanos como Italia y Francia, el peso de las VPN sin coste también es significativo (11% y 12%, respectivamente) y en algunos casos supera ligeramente a las de pago.
Fuentes del sector subrayan que el usuario medio empieza a percibir que la “gratuidad” conlleva contrapartidas: si no se paga con dinero, se suele pagar con datos. La privacidad, advierten, es demasiado valiosa como para delegarla en servicios que viven de explotar información sensible.
Los riesgos ocultos de las VPN gratuitas
El gancho de “gratis” es evidente, pero detrás acostumbra a haber una facturación basada en datos. Muchas aplicaciones sin coste monetizan la actividad del usuario a través de publicidad invasiva o venta de información, lo que choca frontalmente con la promesa de anonimato y protección que se espera de una VPN.
Además, suelen arrastrar carencias técnicas que impactan de lleno en la seguridad y el rendimiento. Entre los problemas más frecuentes destacan:
- Cifrado desactualizado o mal implementado, que deja el tráfico expuesto.
- Redes de servidores vulnerables, con mayor probabilidad de fugas de IP, DNS o WebRTC.
- Funciones de seguridad recortadas (sin Kill Switch fiable, sin bloqueos de rastreadores, sin auditorías).
- Instaladores que incluyen código malicioso o piden permisos excesivos en el dispositivo o navegador.
- Rendimiento pobre: menos servidores, saturación, límites de datos y velocidades inestables.
Todo ello multiplica el riesgo de vigilancia no deseada, robos de identidad y ataques dirigidos, justo lo contrario de lo que debería proporcionar una conexión privada y segura.
Casos recientes que lo demuestran
Los hallazgos de firmas de análisis de seguridad han destapado episodios preocupantes. Un ejemplo fue una popular extensión “gratuita” de navegador que, pese a prometer privacidad, capturaba pantallazos del usuario segundos después de cargar cualquier web. Correos, datos bancarios o sesiones personales pudieron quedar al descubierto.
La investigación reveló una escalada de permisos intrusivos a través de actualizaciones, así como mecanismos para ocultar la actividad del propio complemento. Este tipo de incidentes recuerda que la confianza no puede sustentarse en la marca “gratis” ni en listados oficiales, sino en prácticas verificables y transparencia sobre quién opera el servicio.
Cómo elegir y usar una VPN sin poner en peligro tus datos
Más allá del precio, conviene exigir señales objetivas de fiabilidad. Una VPN orientada a la privacidad debería ofrecer políticas auditadas de no registro (no-logs), uso de servidores en memoria (RAM-only), protocolos modernos y seguros como WireGuard u OpenVPN, y un Kill Switch que funcione de forma consistente.
También es recomendable revisar detenidamente permisos y políticas antes de instalar nada. Desconfía de los reclamos vagos o imposibles de verificar, y prioriza proveedores con información clara sobre propiedad, jurisdicción y auditorías independientes.
- Señales de alerta: permisos excesivos, publicidad agresiva, webs sin información legal, ausencia de auditorías o de política de privacidad detallada.
- Buenas prácticas: activar el Kill Switch, actualizar la app con regularidad, evitar mezclar extensiones de navegador y apps poco reconocidas, y revisar fugas de IP/DNS con pruebas independientes.
- Higiene digital complementaria: gestor de contraseñas, 2FA, y sentido común ante enlaces y descargas.
A la luz de los datos y los incidentes conocidos, las VPN gratuitas tienden a ser un atajo que sale caro: modelos de negocio basados en datos, medidas de seguridad flojas y mayor exposición a abusos. En España y en el resto de Europa, el uso responsable pasa por informarse, evaluar pruebas y auditorías, y asumir que la privacidad real exige estándares técnicos y transparencia que rara vez encajan con la etiqueta de “gratis”.